Los "protas"

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De madre aventurera, hija trotamundos. Una aporta la experiencia, otra el sentido común. La suma de las dos: una serie de vivencias inolvidables y unos recuerdos indelebles.

sábado, 17 de agosto de 2013

De las faldas del Merapi a la grandiosidad de Prambanan


Hoy era el dia grande de Indonesia. Nos lleva persiguiendo todas nuestras vacaciones, tanto la Independencia como los dias libres debidos al Idul Fitri (final del Ramadan), cuanto mas en la isla de Java, que es musulmana en su mayoria y disfruta de dos semanas sin colegios hasta este proximo lunes. Toda una feliz coincidencia...

Por suerte, el sarao del unico solar que hay en la zona de Sosro, que coincide con nuestro hotelito, acabo pronto, aunque ya nos habiamos quedado dormidos para entonces. Nuestro horario es totalmente infantil y a las 22 horas estamos normalmente fritos y agotados.

Curioso monumento a la langosta en medio del monte
Por la misma razon, a las 6.30 tenemos los ojos como platos. Remoloneamos un poco y hoy hemos desayunado unas estupendas tostadas, frutas, miel y todo lo que habia disponible en el hostal. Una gozada. Nos hemos dirigido hacia el norte, hacia Kaliurang. Apenas 25 kms, 15 de los cuales discurren por una de esas interminables carreteras de ruido, neones y humos. De pronto, pasado Pakem, todo ha sido calma y tranquilidad. Y cuestas hacia arriba, fresco y humedad casi alpina.

El volcán Merapi (de 2930 metros) es el más activo de Indonesia y uno de los que más mantienen en vilo a vulcanólogos y sismólogos por igual. Tiene erupciones regulares (cada 3 o 4 años), pero ello no amedranta a los miles de javaneses que viven al pie de la montaña, a poco menos de 200 metros de su cima, con una densidad que llega incluso a casi 700 personas por km cuadrado. Una locura. En el pasado el Merapi ha tenido momentos de entusiasmo en el 2010, coincidiendo (no casualmente) con el terremoto de Yogyakarta. En el 2006 también tuvo momentos críticos pero la que más daño ha causado en el pasado cercano fue la del 1994, que dejó más de 20 muertos y muchísimos desplazados.

Merapi al fondo (en serio!)
Kaliurang se encuentra a una corta distancia de Yogya, pero ya es zona de montanya, con clima propio y una gozada para hacer una escapada. Era pronto cuando hemos llegado (sobre las 9) y no habia un alma. Lo que si hemos notado es el aire decadente del lugar, donde la noria debia ser de los anyos 60, al igual que todo el parque y los edificios centrales que conformaban el area "recreacional". Cientos de chiringuitos de comida, decenas de jeeps y toda una preparacion para una marabunta conformaban la escena global. No entendiamos el porque de tal despliegue si aquello estaba vacio.

De todas las opciones posibles, hemos preferido entrar en la zona de parque y hacer una pequenya caminata. No hay mapas, las senyales destacan por su total ausencia y la unica oferta es la de un guia que apenas chapurrea ingles pero que esta dispuesto a llevarte por una modica suma. Hemos optado por subir al mirador de Promojiwo. El ascenso era precioso, aunque esas flores y plantas espontaneas y nada autoctonas que se llaman Cheetos, Tori, Kopi, Kleenex, Air Minum, Freshtea o cosas similares, no alegran en absoluto la vista. La verdad es que es una pena ver tal cantidad de plastico tirada por todos los rincones. Y, por si fuera poco, en cada repecho hay un vendedor de mas plastico para que puedas hacer tu aportacion a lo largo del camino. Maravilloso.

Echando raíces
A pesar de todo, el camino tanto de ascenso como de descenso (hay dos alternativas) son encantadores, plagados de troncos caidos, raices expuestas, insectos, monos (esos impertinentes macacos) y bichos voladores varios. En apenas una hora de mini excursion hemos dado tiempo a media Indonesia a llegar hasta Kaliurang y poblar esos espacios vacios que habiamos encontrado a primera hora de la manyana. El parking de motos rebosaba por doquier, los chiringos hacian el agosto y, aunque la noria seguia sin moverse (dudo que ni por la ley de la gravedad aquello baje ya jamas) el ambiente era dominguero al maximo.

Tomando un bakso

Hemos tomado la carretera alternativa que pasa por pueblos hacia Prambanan, haciendo un alto para comer unos mie ayam y unos baksos que nos han recompuesto el cuerpo. Por suerte la ruta era entretenida y breve, con lo que se nos ha hecho mas que corta. Nos hemos topado de morros con un grupo de templos, los de Plaosan, que estaban anormalmente vacios (a excepcion de un grupo de cuatro espanyolas deseosas de fotografiarse en unas 1500 posturas y una pareja de novios en unos posados prenupciales que se peleaban con las anteriores por pillar escenario) con lo que hemos podido explorarlos con toda tranquilidad.

Encantadas de estar en Prambanan
Muy distinta ha sido la situacion al llegar a Prambanan. Sin ser Borobudur, hoy media Jakarta y otros cuantos perdidos mas han decidido acercarse a visitarlo. Aunque, al tratarse de varias estructuras, los codazos estaban mejor repartidos. La zona de Prambanan es otro misterio sin resolver. Construidos los templos algo mas tarde que Borobudur (sobre el siglo IX), estan dedicados a los dioses hindues, pero entre ellos se mezclan los budhas. Los protagonistas principales tanto de los nombres como de las historias que se cuentan son Shiva, Visnu y Brahma. El edificio central, el mayor de todos, tiene 4 metros de altura y realmente impresiona su estructura. Tanto que es obligatorio entrar no solo con el manido sarong (y lo monos que vamos todos con el panyuelito a la cintura) sino que ademas tienes que calzarte un casco de obrero. Eso si, puedes elegir entre verde o amarillo, segun el que te favorezca mas. Debo decir que a mi me ha salvado de un par de coscorrones contra las puertas, aunque no era esa su funcion principal (se supone que, de cuando en cuando, puede caer alguna piedrecilla).

Prambanan

Hemos paseado y nos hemos entretenido con cada edificio. Hemos recorrido el perimetro de la zona hasta acercarnos tambien al Candi Sewu, a un kilometro mas adelante y, achicharrados, sudorosos y sedientos, le hemos dedicado unos limones helados a Shiva y familia, contemplando unos tanto sorprendentes ciervos moteados y un ave procedente de Papua que parecia sacada de dibujos animados (de hecho Areia dice que sale en "UP").
Cuidado con los cascotes

La tarde estaba cayendo cuando hemos hecho una incursion a ciegas en el Kraton Ratu Boko. Andabamos siguiendo un camino antiguo que nos ha llevado por una colina ascendente hasta una llanura con una estructura megalitica bastante ruinosa pero impresionante. Pero ese no era nuestro objetivo... O eso me ha dicho el guarda que me pedia el ticket para acceder al recinto del Kraton. La culpa la tenian 7 dolares mas y una pequenya vuelta para pasar por taquilla. Habiamos accedido por el "backstage" y casi hemos estado a punto de colarnos. De hecho el guarda ha recogido tras hablar conmigo y ha plegado para su casa. Estabamos cansados y ya habiamos visto mucho pedregal. Lo que mas nos apetecia era ver el sol caer sobre la llanura y eso lo teniamos gratis a unos pocos metros.

Candi Sewu

La vuelta hacia Yogya ya la podemos hacer casi a ciegas. El trafico era una autentica locura con miles de motos, coches y buses por doquier que habian acudido a ver las procesiones y actos de la festividad. Miguel es un autentico heroe de la moto. Areia se esta ganando tambien la medalla de motera. Miguel le deja arrancarla, acelerar y llevarla algunos trozos que no son complicados. Me encanta oirla con su risa histerica cuando ve que la cosa se complica y empieza "Paaaapiiii, paaaapiii, cogela tu, cogela tu". Se lo pasa pipa!!!

Llanura de Prambanan al atardecer
Nos mereciamos una buena cena y nos la hemos dado en el Bedhot a base de un curry de berenjenas y leche de coco y un curioso plato de patatas, queso y huevo. Aparte de unos aperitivos de tempe y verduras y un postre de crepe de limon y miel.
Desafiando el tráfico

Es hora de recuperar fuerzas. Manyana tenemos un ultimo dia que quemar en Yogya y, por la tarde, volamos a la capital, donde emprendemos nuestro largo camino a casa.

Que pereza!!!!! Nos dais unos dias mas????????????

















viernes, 16 de agosto de 2013

Borobudur, un espectaculo digno de ver.

Aunque no pongamos el despertador, siempre amanecemos al poco de salir el sol. Descansados y despejados, ya "paseando" por la habitacion (mas bien saltando entre colchones) y todavia las 6.30. Hemos hecho el ganso. No habia prisa y, al fin y al cabo, estamos de vacaciones!!!

Ñammmm...
Lo primero era ver el tema del traslado. En la pension de Betty nos habian encantado los personajes de los duenyos. Tanto Betty como Ary son encantadores y lo saben. Pero la habitacion es tremendamente pequenya, lugubre, oscura y tuvimos que apanyar a Areia en un colchon sobre el suelo. Lo aceptariamos estupendamente si no fuera que por el mismo precio hay otros hostales que ofrecen mejores condiciones e incluso un desayuno. La demanda es altisima en estos momentos, pero tuvimos suerte de dar con una triple mucho mas aseada y comoda por la misma cantidad. Y encima nos apanyaban un alquiler de motos.

Tengo la teoria de que lo de que los ninyos no lleven casco (por mucho que lo pidas es dificil conseguirlo) es  la unica forma de equilibrar el control de natalidad inexistente en este pais. No entiendo que sea obligatorio para adultos pero no para uso infantil. Alguien me lo tiene que explicar....

Una budha un tanto especial
Desayunados (que buena estaba la fruta con yoghurt y avena!!!), hospedados y motorizados, hemos emprendido marcha a Borobudur, una de las mayores atracciones de la isla y el templo mas visitado e impresionante del sudeste asiatico.

Borobudur

Las carreteras principales de Java son una sucesion incesante de pueblos y ciudades, sin delimitar y sin espacios en blanco. No hay respiro. No sabes donde empieza uno y acaba otro. El gentio es apabullante, la cantidad de motos pone los pelos de punta y el ruido, el humo, los olores de comida mezclados con los de gasolina te acompanyan por todo el camino. Hemos querido coger la principal para no perdernos ya a la ida. La verdad es que no tenia mucho secreto...

Impresionante
Borobudur sigue la pauta de todos los grandes monumentos indonesios: una interminable hilera de tiendas te lleva hasta la entrada. Y si te pierdes en el caos del comercio, siempre tendras un amable vendedor que, a cambio de un budha luminoso, te puede indicar la via correcta.

La primera taquilla es la de locales. 30.000 rupias. Luego viene la seccion "internacional": 190.000. Solo una sutil diferencia. Eso si, en la recepcion de los "guiris" te dan una bebida "complementaria". Vamos, que te puedes servir un te, un cafe o tomarte una botella de agua. Y los banyos estan impecables y hasta con papel!!!

Stupas
Borobudur tiene una historia poco conocida. De su construccion en el siglo VIII (hacia 750) poco se sabe, mas que se usaron mas de 2 millones de bloques. Es un peculiar templo budista con una base de un cuadrado de unos 121 metros de ancho y largo, por unos 35 de alto. Esta compuesto de 6 terrazas cuadradas y coronado por 3 redondas, donde se alojan las estupas. Las primeras terrazas cuentan escenas de vida cotidiana y a medida que se progresa hacia arriba, se narra mas lo relacionado con pasajes de Budha. Los relieves son de una calidad extraordinaria, aunque no mucha gente se detiene en ellos. Curiosamente los locales solo acceden por la escalera principal, suben a lo alto de la estupa, se pasan 30 minutos haciendose fotos en las posturas mas inusuales y luego descienden. En las primeras terrazas te puedes deleitar con lo que te parezca porque nadie se interpone. Eso si, no pretendas hacer una instantanea sin la sombrilla de turno, sin el ninyo haciendo el simbolo de la victoria o la abuelita posando cuca reposada en la stupa mientras el guardia de seguridad le recuerda que no puede sentarse.

Borobudur es, en resumidas cuentas, un espectaculo.

Trajines de idas y venidas
Lo mejor es sentarse a contemplar lo que va ocurriendo a la vez que se observa su singular belleza. Su declaracion como Patrimonio de la UNESCO lo ha salvado tambien de quedar en el olvido. Ha sufrido diversas restauraciones que lo han rescatado de un estado lamentable, a pesar de haber sobrevivido a erupciones volcanicas, terremotos e incluso atentados con bomba. Realmente ahora, en el siglo XXI, es una vision que te deja atontado.
Budha bajo la stupa
Tras reirnos y sorprendernos con el genero humano mientras nos tomabamos unos cacahuetes "rebozados" a la sombra, hemos emprendido la bajada, haciendo una parada en el museo (aqui puedes campar a tus anchas) y retomando nuestro corcel para ver otro par de templos del recinto menos famosos y visitados.

Añadir leyenda
Evitando el follon de la principal, hemos optado por meternos por una vuelta alternativa. Como suele ocurrir, aqui de poco sirven los mapas. Al final acabas preguntando a gritos a cualquier hijo de vecino que te encuentras en los innumerables cruces. Las senyales siempre brillan por su ausencia. Eso si, la recompensa es tremenda. Cambiar el caos por plantaciones de papayas, aguacates, arroz y maiz, cruzar rios y contemplar la luz de la tarde posandose sobre las casitas de tejados desdentados y cariados... Un placer que no se puede encontrar sorteando miles de vehiculos. Y, por supuesto, la emocion de saber hasta donde llegaran todos esos cruces de caminos...

Estamos sanos y salvos en Yogya. Hemos cenado en un par de puestecitos callejaros. La ciudad rezuma actividad. Manyana es el dia grande, dia de la Independencia y fiesta nacional. Se preparan miles de acontecimientos y, de momento, tenemos una "verbena" a la puerta del hostal. Se oye musica pero no se observa mucho meneo de cadera. Con suerte se plegaran prontito.

Porque nosotros necesitamos recuperar fuerzas. Manyana, si todo va bien, nos vamos a saludar al salvaje e indomable Merapi.












jueves, 15 de agosto de 2013

Yogya

Lo mejor para empezar un dia es hacerlo con una bronca. Sobre todo cuando has pasado la noche plegado en un autobus, son las 5.30 e intentas despegar los ojos con dignidad y saber donde te encuentras.

Pero es lo que tiene cualquier estacion a esas horas de la manyana. Busca-vidas y poco mas pululan por las avenidas casi vacias. Y nuestro bus, que ademas insistio en llegar mas pronto que nadie (justo cuando habiamos conciliado el suenyo).

Quedamos en que los dos ojeks (moto taxis) nos llevaban al centro por 40.000. De pronto, tras un corto trayecto nos llevan a una zona que no es la que queriamos, a un hotel que debia ser del primo. Les dijimos que no, que habiamos dicho el centro y la estacion de tren. Nos pedian otros 20.000 por llevarnos. Ya empezamos.... Les reiteramos que el acuerdo no era asi y nos ofrecieron llevarnos de vuelta  a la estacion de buses de gratis pero, si queriamos ir a Sosro, teniamos que pagar la diferencia. Despues de mucha discusion, aceptaron llevarnos pero, cual fue nuestra sorpresa cuando veo que la moto que lleva a Miguel se va por una avenida y la nuestra gira por otra muy diferente. Le pegue un toque al motorista pero me dijo que daba igual. Si, claro, da igual si sabes donde vas, pero no habiamos dado destino fijo...

Tras cinco minutos de angustia y de pensar donde acudir en caso de que nos dejaran en lugares muy distintos, aparecimos por ambos lados de la misma calle para unirnos en el centro. La emocion me embargaba como si no hubiese visto a Miguel en dos semanas. Les pagamos lo acordado y comenzamos nuestro periplo para encontrar algo que desayunar y situarnos.

Tomamos como referencia la estacion de tren, que estaba cerca y siempre aporta mucha vida. Apenas eran las 6.30 y habia puestecitos con bebidas y desayunos pero nada de informacion para reservar o comprar billetes. A zampar.

La billeteria no abria hasta las 8, por lo que optamos por buscar alojamiento. "Penuh" colgado en casi cualquier entrada. Full. Full. Full. Full. Lo mejor es que venga un local, te coja de la mano y te lleve donde parece que si hay sitio. Y asi nos paso. Ademas, no era hora de hacer check out (excesivamente temprano) y era dificil saber si habia realmente un hueco. Y no era cuestion de guiris, sino que media Java y casi toda Jakarta inundaban la ciudad para su dia grande, su Idul Fitri y su puente. Hora punta donde las haya.

Finalmente, callejeando dimos con Betty, un pequenyo y discretisimo alojamiento que nos ofrecia una habitacion doble oscura y lugubre pero muy limpia. Nos daban un colchon para Areia que tuvimos que encajar sacando la mesita de la television pero nos parecio un lujo y un fabuloso mundo horizontal donde poder estirarnos, pegarnos una ducha y ponernos cara nueva para recomenzar el dia.

Betty y Ary, los duenyos, son divertidisimos. Betty apenas chapurrea ingles pero tiene cara de chiste y es un encanto. Ary habla lo que se tercie, conoce a Juan Carlos I, a Franco y hasta nos pregunto si eramos espanyoles "de verdad" porque decia que todo lo que llegaban eran catalanes y vascos, y que ellos dicen que no son de Espanya. "No te preocupes, Ary, nosotros somos de donde haga falta". El hombre todavia anda algo confuso.

Acudimos de nuevo a la estacion, solo para encontrar que los billetes de todas las clases, todos los trenes, todos los dias, estaban vendidos hasta el 22. Ni un solo hueco. Nada que fuera hacia Jakarta.

Nos quedaba seguir mirando buses, transporte privado y vuelos. Lo que fuera con tal de llegar a la capital.

La mayoria de buses salian el sabado 17 entorno a las 14 horas, llegando a Jakarta en teoria sobre las  del dia siguiente (si, son 700 kms en unas 14 horas) pero la aproximacion horaria era mas bien sobre las 10 u 11 de la manyana si el trafico era tal como se preveia. La misma situacion se daba en minibuses privados, mas economicos pero tambien sin ser comodos y reclinables. Y los buenos buses tampoco son regalados.

Despues de dar vueltas, mirar alternativas y devanarnos los sesos, decidimos hacer un break, tomar un cafe  y sopesar las opciones. Hay ocasiones en las que te decantas por lo mas practico, aunque ello conlleve mayor esfuerzo economico. Volar era una inversion mucho mayor (el doble que el bus) pero tampoco nos sacaba de pobres. Y nos daba dos dias mas de vacaciones (el sabado completo y el domingo hasta la tarde) y, sobre todo, tranquilidad. Escogimos un vuelo no muy tardio (a las 19 horas) para no apurar demasiado con nuestra conexion internacional y jugarnosla a una carta. Compramos los billetes y casi nos pusimos a saltar.

Oooooooooooooommm...

No sabeis lo que respiramos.

Ya podiamos callejear, pasear, mirar, tocar y disfrutar.

Yogya o, al menos el centro de Yogya, es muy facil de localizar y sencillo para moverse. La calle central, la Maliboro (antiguamente dedicada al Conde de Marlborough) vertebra la zona y concentra, a un lado, tiendas y mas tiendas de camisetas y batiks. Al otro, puestos de comida callejara que aparecen de un color durante el dia y de otra forma bajo el velo de nocturnidad.

Aprovechamos para recorrer todo el largo, haciendo paradas en la oficina de turismo, correos y algunos edificios mas. Al final se situa el kraton, la antigua ciudad donde esta el palacio del sultan.

Advertencia: si alguien tiene ganas de visitar el Palacete, ni se os ocurra acercaros, a no ser que vengais con una escoba y un cubo de Zotal. El estado del edificio es muy triste. Todo ha sido expoliado, no ha visto una mopa o un mocho en unos 10 anyos y la arena rechina bajo las sandalias de los paseantes. Es un espectaculo bochornoso por el que no merece la pena pagar, puesto que siquiera hay algo interesante que ver o disfrutar.

Poco mas y mejor se puede decir de el Taman Sari, el castillo de agua, que fue lugar de retiro del sultan, con piscinas vacias y descoloridas, andamios sujetando lo precario de la estructura y dificultades incluso para verlo o entrar. El aspecto de dejadez que dejan algunos edificios gestionados por el gobierno da una pena terrible. Por suerte, otros como los edificios de correos o algunos bancos (privados, of course) se han restaurado y son lo poco que queda de la epoca colonial y arquitectura holandesa.

Estabamos cansados ya. Lo realmente interesante de nuestro paseo era callejear por las innumerables calles, callecitas y callejones que conforman Yogya. Tras una entrada poco marcada se encuentran autenticos laberintos. Los denominados "gangs" son pasillos y pasillos entreverados, estrechos pero muy bien mantenidos, decorados con graffitis, plantas, jaulas de pajaros y en un estado generalmente impecable. Da gusto pasear y, literalmente, perderse por ellos. Nosotros nos alojamos en la zona de Sosro, uno de los pasajes mas famosos y concurridos (por ser de los mas centricos) pero hay decenas de ellos por toda la ciudad. Y es encantador entrar en los menos visitados y pasar saludando a grandes y pequenyos, tomarse un "es buah" o algun otro aperitivo al atardecer.

El dia se nos hizo largo. Llevabamos desde las 5.30 paseando, resolviendo y tratando de organizarnos. Se nos cerraban los ojos. Nos conformabamos con cenar algo y plegar. El restaurante Superman, a pocos metros de nuestras camas se nos antojo perfecto.

Y todavia teniamos por delante tres dias para descubrir el corazon de Java.

Despedida de Ubud y traslado a Java

Confieso que Bali, su tranquilidad, su "rollito zen", su ambientillo alternativo y la calma que se respira (en algunos rincones) puede llegar a enganchar. Pero no podiamos quedarnos forever....

Habiamos comprado el billete de salida nada mas llegar, vistos los problemas que estamos teniendo con los transportes, con lo que teniamos las horas contadas.

Sobre las 12 teniamos que emprender camino a Ubung, apenas 15 kms de Ubud pero un trayecto que puede costar entre una hora o una hora y media.

Asi que, con pena y un pequenyo peso en el corazon, fuimos a pasear por Ubud, una ciudad que alcanza su esplendor a partir de las diez de la noche o a primera hora de la manyana, cuando no hay un alma por sus calles, los neones se han apagado y sus callejones, su encanto, sus rincones, brillan con todo esplendor sin ningun tipo de distraccion.

El mercado ya habia despertado, la vida estaba invadiendo por momentos las calles, pero aun asi, pudimos decir adios a esta ciudad que nos ha acogido durante nuestra estancia y nos ha servido de base de operaciones. A las 12 estabamos disfrutando de unos zumos y unos dulces de despedida. Nos asomamos para ver si el taxista con el que habiamos quedado estaba alli pero no habia ni rastro del tipo. Seguramente le habria salido una carrera mejor. No fue dificil encontrar otro, sabiendo de antemano cual era nuestro presupuesto maximo.

El trafico hasta Ubung era denso y el taxista incluso se preocupo, llevandonos por las zonas menos transitadas. Llegamos con tiempo suficiente para tomar un bakso, unos tes y comprar algunos aperitivos por si acaso las comidas estipuladas nos fallaban.

Nos tranquilizo saber que aquel papel que nos habian dado unos dias antes era, de hecho, un ticket para los tres en el bus nocturno. Nos dieron el equivalente oficial y nos pidieron que a las 14 horas estuvieramos en nuestros asientos. Puntual como un reloj y medio vacio (contamos once almas) salimos en direccion oeste, camino a Java.

A pesar de que son apenas 80 kms, el trayecto fueron casi 4 horas. Entre la salida de la ciudad y que las carreteras no son ligeras, llegamos a Gilimanuk con la noche amenazando sobre nuestras cabezas. El trayecto en ferry duro cerca de una hora, gran parte de la cual la pasamos esperando turno para atracar. Nada mas subir al barco, un grupo de chavales se ofrecia a tirarse por la borda a cambio de recoger despues billetes y monedas. El numero de la cabra version indonesa. Luego buceaban para recoger las piezas. Para que luego no digan que no hay creatividad.

Atracamos en Java entrada la noche. Desde Ketapang tomamos carretera rumbo al oeste.

Sabiamos que en algun momento pararia a cenar, pero no habiamos entendido muy bien ni donde ni cuando. Preocupados por la hora (nos olvidamos vilmente de que era una hora menos), dimos por hecho que la yuca frita que habiamos zampado iba a ser nuestro unico manjar. Cuando paramos a repostar, con mucho tacto le pregunte al conductor (que no hablaba una palabra de ingles) que si ibamos a parar para cenar. Ahora ... o algo asi, me indico con un gesto conjunto de la cara y la mano. En fin... al menos significaba que en algun momento, nos iban a alimentar. Para entonces, Areia dormia ya.

Finalmente fue casi a las 21 cuando paramos a cenar. 22 hora balinesa. Teniamos hambre y el buffet nos supo a poco, pero con los 20 minutos escasos de parada, tampoco nos podiamos encantar.

La noche iba a ser larga... Fuera luces, carretera eterna y unas 8 horas mas por delante.

Por suerte el bus era tremendamente comodo, con asientos muy muy reclinables, apoya pies, agua, "snacks", mantitas (necesarias, dado el enfasis en poner a toda pastilla el aire acondicionado) y espacio. Aprovechamos para coger dos asientos por cabeza, con lo que ibamos como absolutos reyes. Areia tardo unos dos minutos en quedarse dormida tras la cena. Miguel y yo tardamos un poco mas, pero he de decir que he logrado casi dormir unas pocas horas seguidas, a pesar de que tras coger Fitipaldi el volante, luego le siguio Senna.... Intente dominar mi panico por los bandazos que daba el bus y evadirme del todo. La experiencia del banyo ya era en si deporte de riesgo y creo que todavia tengo agujetas en el brazo de la fuerza de agarrarme al tirador para no salir despedida y caer al cubo del agua de lavarse el trasero. Ahora entiendo porque todos esperaron a la parada de la cena para ir a desfogarse.... Para la proxima ocasion, lo tengo apuntado.


Tanah Lot, el Disneylandia de Bali.

Incluso nosotros en ocasiones (pocas, muiy pocas) tenemos nuestras pequenyas diferencias en cuanto a lo que hacer o que destino tomar. Nuestro ultimo dia en Bali daba para un par de opciones. Cierto es que Miguel tenia una ilusion tremenda por visitar el Tanah Lot, el templo mas fotografiado de la isla, del que tenia una imagen grabada y ... ya sabeis como son estas cosas a veces. Era justo acercanos a verlo. Ademas, habia podido descansar, ya estaba recuperado y merecia un premio (o muchos...).

Pues alla que nos fuimos.

Las carreteras de Bali (por si no lo he dicho ya) requieren un buen mapa, un sentido fantastico de la orientacion (ambos los teniamos) y una dosis de paciencia y preguntas fuera de lo normal. Incluso inquiriendo en cada esquina (gran parte de las veces se acercan cuando te ven con el mapa) no es dificil perderte.

Nos costo un poco llegar, pero cuando estuvimos alli, no habia duda. Esa masa ingente de locura de un lado a otro, los cientos de buses de japoneses, las hordas de gente en las miles de tiendas de recuerdo. El Tanah Lot es como un lugar de peregrinacion. Tras pagar los consiguientes peajes (entrada, parking, ...) y conseguir saber cual es la puerta de entrada - camuflada entre las tiendas, solo hay que seguir el rastro de souvenirs, cajeros automaticos, vendedores persistentes y hasta un cine en 5D (todavia no he averiguado cuales son las 2 que me he perdido). Lo gracioso es llegar a la orilla, a las rocas que se acercan al templo, y ver todos los grupos haciendose fotos, evitando las olas (algunas realmente podian empapar) y siguiendo las banderitas. Lo mejor es que las instantaneas mas brillantes y las mejores vistas estaban en otros rincones donde la gente siquiera subia.

El dia estaba gris con nubarrones negros y las olas eran impresionantes. Lo grandioso era ver romper la espuma contra la gran roca sobre la que se encuentra el templo. Como es habitual, lo interesante no es el edificio en si, sino la situacion, puesto que emerge sobre un islote cercano a la costa, ahora parcialmente reconstruido con fondos japoneses (la erosion lo hacia peligrar) y que ejerce una atraccion realmente incomprensible. Curiosamente, el otro templo que se situa mas a la derecha tiene incluso mejor situacion (es una peninsula) pero alli solo acude un tercio de los visitantes.

El espectaculo era un tanto triste, pero sacamos lo positivo, nos reimos un rato y logramos unas fotos de las olas, el cielo emborronado y el dia intenso que merecieron la pena. Nos escondimos durante un rato en un warung local a tomar algo, con la sensacion de que habiamos escapado de la marabunta. Solo a la hora de volver a recoger la moto nos acordamos de que todavia estabamos bajo la influencia del Tanah.

Dedicamos la tarde a pasear por la zona del interior, subiendo por las carreteras de montanya, subiendo al norte de Tabanan y vagando por carreteritas encantadoras. El culmen fue llegar a Jatiluwih, un pueblecito a unos 800 metros de altitud que goza de uno de los valles mas espectaculares de arrozales. Hectareas de cultivo, terrazas interminables, posibilidad de pasear entre ellos y perderte con sus reflejos, viendo volar las garzas o siguiendo la cadencia de los espantapajaros.

Quisimos innovar para la vuelta y acabamos dando de bruces (casi literalmente) con una carretera preciosa pero destrozada. Se nos alargo un poco el regreso pero tambien disfrutamos de una zona excepcional.

Llegamos a Ubud ya entrada la noche, con las nubes amenazando tormenta. De hecho, fue aparcar y las gotas empezaron a taladrar  nuestras cabezas. Era el momento ideal para dar una vuelta por un Ubud tranquilo y reposado. Y aun mas, optamos por organizar un masaje de pies para Miguel y Areia mientras yo me hacia un "spa capilar" (una forma facil de lavarse los pelos sin tener que sufrir el agua fria por la espalda) La verdad es que fue una experiencia divertida, verme con una mascarilla frutal, la cabeza enrollada en celofan y bajo el secador que humedecia mis cabellos. Mientras tanto, la moza me iba dando un masaje de cuello y de brazos. Una gozada!!!

Con esa guisa y una sonrisa en la boca, pensamos que, para variar, una pizza no seria mala opcion. Una "japonesa", eso si, con berenjena y una pila de rucula con salsa de cebolla. Original, creativa y la puntilla perfecta para un gran dia.

lunes, 12 de agosto de 2013

Gunung Batur. Una vuelta al volcan mas temperamental de Bali.

Hoy el dia salio mas gris. No solo porque lloviznara durante la noche, sino porque Miguel tambien paso un trance con fiebre muy alta y poco descansar. Parecia algo mas recuperado en cuanto a temperatura, pero apenas habia descansado y estaba maltrecho. Aun asi, insistia en que volviamos a salir con la moto a dar una vuelta.

Habiamos previsto una ruta que hemos replanteado sobre la marcha. Esta vez queriamos irnos algo mas al este de la isla, acercandonos al Gunung Batur, con su caldera en forma de lago e incluso con la posibilidad de acercarnos al Gunung Agung, el "ombligo" de Bali.

Sin prisas, tras disfrutar el desayuno, hemos cogido la carretera hacia Tegallagang, que no es mas que una sucesion infinita de tiendas de tallas de madera por un lado, de moviles (colgantes) por otro, atrapasuenyos, muebles, baratijas, marionetas... La mayoria de ellas vendiendo al por mayor o dedicadas por completo a la exportacion. Entre unas y otras, agentes aduaneros y encargados de llevar a cabo los tramites mas engorrosos. Bali (y sobre todo la zona de Ubud) es un gran centro comercial donde todo se compra, todo se vende y todo se encarga. Si no existe, lo fabrican para ti. Solo tienes que pedir lo que quieres y lo haran realidad. De lo mas cutre, barato y hortera hasta lo mas lujoso, exquisito y selecto. Variedad. Un paraiso para los compradores.

Tras una pequenya parada para ver unas terrazas (todavia no hemos encontrado las que superen a las de ayer), nos hemos acercado a Tampaksiring, donde estaban tanto el Tirta Impul, que es un complejo de templos y piscinas que provienen de un manantial sagrado que se establecio en el siglo X. Algunos fieles se banyaban bajo los chorros, que dicen tener propiedades magicas. Nosotros no estabamos por la labor de enfriarnos un poco mas. Tambien nos tienen bastante limitados, ya que todos aquellos que no pertenecemos a la religion hindu tenemos el acceso vetado a practicamente casi todos los complejos sagrados. De hecho a la zonas que si tenemos entrada, hemos de ir "disfrazados" y colocarnos un sarong (por suerte para nosotros los pantalones largos hacen la misma funcion) pero no nos libramos del simbolico cinturon que, generosamente, te entregan a la entrada de cada recinto para no dar la nota (a mi me va bien porque los pantalones cada vez me vienen mas anchos... aunque luego hay que devolverlo).

La otra atraccion cercana es el Gunung Kawi, del que el entorno resulta mucho mas atractivo que el monumento en si, puesto que se halla en el interior de un valle exuberante y humedo, con rios y cascadas, enmarcado en arrozales. Si evitas escuchar las 200 veces que los vendedores ambulantes te ofrecen pareos por 1 o 2 dolares, si al final esquivas a las vendedoras de bebidas frescas y si, con todo, acabas por descender las escaleras sin haber comprado un craneo de vaca decorado, entonces puedes observar con cietra tranquilidad los "candis", templetes excavados en la roca de un tamanyo superior a los 7 metros.

Tras volver a pasar la prueba de las escaleras, y esta vez ademas hacia arriba, nos hemos ganado un descanso y un cafe en la tienda-cafe del pueblo. He comprado unos pastelillos de coco a una senyora en un puesto callejero y los hemos acompanyados con un kopi susu de sobre. Tienen los mejores cafes del mundo pero sirven unos polvillos asquerosos. Al menos dan el pego para pasar el rato.

Hemos emprendido carretera al norte, para toparnos con el pueblo de Penelokan, donde un simpatico policia nos ha parado para que no nos colaramos y pagaramos el ticket para entrar en la zona del Gungung Batur (lo llama proyecto geotermal o algo por el estilo para darle mas cache...). Una ristra de restaurantes y chiringuitos "con vistas" poblaban la zona alta. De nuevo, vendedores ambulantes de collares y pulseras de mal gusto, mandarinas, pomelos y "tamarellos" (una especie de ciruela con forma de aceituna gigante) atacaban al transeunte con insistencia.

Nos hemos acercado al extremo en el que la cresta empezaba su descenso, parando para poner gasolina a nuestra moto y buscando un lugar tranquilo donde pegar un bocado. En el mismo warung-gasolinera nos hemos establecido. Resulta que tenia posiblemente la mejor vista del volcan y el lago. La montanya todavia tiene restos de la ultima erupcion (en el 94) y que ha dejado una vertiente de la misma totalmente arrasada y ennegrecida. A su vera, el danau Batur, un inmenso lago con varias poblaciones riberenyas adornandolo, supone un contraste curioso a los colores verdoso y marron del volcan.

La temperatura a 1300 metros cae vertiginosamente. Las tiendas de chaquetas y hasta los guantes aparecen por arte de magia. Llevabamos toda la ropa puesta y nos ha apetecido una sopa caliente y con caracter. Con el cuerpo bien animado y repuesto, estabamos listos para iniciar el descenso.

Miguel estaba mas a tono, pero no del todo recuperado. Hemos optado por abandonar la idea de ver mas templos que quedaran fuera de la ruta de regreso, evitando anyadir kilometros y horas de paseo. Tomando la ruta alternativa que va por Suter y que transcurre por un paisaje humedo, cerrado y muy umbrio, hemos empezado nuestro regreso a casa, aunque sin prisa y con unas paradas mas por delante.

Muy cerca de Ubud se halla la Cueva del Elefante, Goa Gajah en lengua local. Estaba bajando el sol y la luz que iluminaba el arbol central del complejo lo hacia aun mas magico Era el punto focal real de nuestra visita. La cueva, cuya entrada es una espeluznante representacion de un demonio que hace llorar a los mas pequenyos, que se alejan corriendo y se niegan a entrar. Tambien hay unas piscinas para banyos con unos grifos de feminas tetonas muy seductoras. Lo mejor, como suele ocurrir, era el paisaje circundante. Arboles milenarios, cascadas, vegetacion exuberante y sonido de pajaros mezclado con risas de ninyos de las escuelas circundantes. Un pequenyo sendero apenas perceptible se adentraba en la selva. Lo hemos estado siguiendo, alucinando con las representaciones que iban apareciendo excavadas en diferente rocas, cubiertas todas ellas por espeso musgo, de caracter jocoso y divertido, casi ironico y hasta erotico en algunos sentidos. El sendero no parecia tener fin, pero la luz se estaba apagando y, como suele suceder, la oscuridad en estos lugares no es el efecto mas deseado, mas aun llevando lo puesto.

Nos ha vuelto a golpear el trafico de regreso a Ubud pero hemos llegado sanos y salvos.

Miguel se ha ido a que lo magreen un poco y que recompongan minimamente su maltrecha espalda. Lo mas probable es que acabe dormido en la camilla y babeando un rato. Cuando regrese iremos a cenar algo, descansar en nuestra cabanyita y plantearnos el dia de manyana segun nos vayamos encontrando.

De momento hemos desechado la idea de ir a Nusa Lembongan, una pequenya islita al sudeste de Bali. Por muy idilica que la pinten, nos tememos encontrarnos con muchos y muchos turistas, con lo que el aspecto emocional se nos ira por los suelos. Hemos disfrutados de playas para nosotros solos, increibles fondos coralinos y nos hemos hartado de ver peces. Creo que no hace falta estirarlo mas. Y daremos a Bali la oportunidad de mostrarnos ese otro lado que queda muy lejos de la manida playa.



De espeluznante a alucinante. Un viaje a traves de las montanyas.

Si de algo me he de quedar con Bali es con el recorrido que hicimos ayer. Si es posible superarlo, lo veremos en las proximas 48 horas, pero de momento es lo que mejor sabor de boca nos dejo. Volvimos euforicos, encantados y enamorados.

Nos levantamos realmente temprano para poder desayunar esos estupendos pancakes de banana, acompanyados de un plato de fruta fresca y su correspondiente te o cafe. La familia la verdad es que nos lleva en volandas. Son encantadores. Realmente estamos en su casa, pero con un pequenyo bungalow aparte, pero compartiendo el patio, su vida, su intimidad. Con la cercania que ello conlleva.

A las 7 empezaron a desperazarse. Aparecio tambien el chico de la moto. Por 60.000 rupias teniamos vehiculo con tres cascos (tres!), seguro y hasta contrato!! Eran casi las 8 cuando emprendiamos camino, cruzando la ciudad que todavia despertaba en jornada dominical y respiraba tranquilidad.

Tomamos rumbo al norte, hacia las montanyas centrales. Las redes de carreteras de Bali son estupendas porque conectan cada pueblecito, pero ello conlleva que tambien son una red interminable de caminos sin senyalizar donde es facil perder la orientacion en decimas de segundo. Nos hicimos con un mapa detallado. Imprescindible. Hacia Petang hay varias alternativas. Por momentos tomamos la carretera principal, pero las secundarias resultan mucho mas atractivas. La ascension era constante, por zonas de curvas incesantes. En los poblados, los hombres se reunian frente al templo con su imprescindible sarong, su camisa blanca impoluta y su panyuelo en la cabeza. Las mujeres, entre tanto, limpiaban y dejaban despejados los caminos, renovaban las ofrendas y reinan juntas ante cualquier comentario. .

La vision de tres occidentales sobre una moto en esas zonas no debe ser tan normal, puesto que despertabamos curiosidad y risas. La gente volvia a saludar como lo hacen en el resto de Indonesia y el ambiente era mucho mas acogedor. Paisajes de arrozales, densos bosques, rios cruzando constantemente los cientos de huertas que pueblan los lados del camino. De hecho, esta parte de la isla es la gran despensa de verdura de Bali. Y para la agricultura no hay domingo que valga, la gente seguia trabajando sin cesar en la tierra y andando de un lado a otro con herramientas y fardos.

Vimos una curiosa casa con cara de pajaro. Toda la pared posterior, a forma de abside, era una inmensa cabeza con pico y cuyo ojo era una ventana circular. Una vision muy loca para estar en medio del campo balines. Estaba todavia en construccion y no sabemos la historia detras de ella, pero no era una vision habitual.

Poco mas adelante llegamos al Danau Bratan, el lago mas popular de la isla. Al coincidir en festivo, nos topamos con todos los domingueros locales. El ambiente era tremendamente divertido: patinetes en forma de pato compitiendo con lanchas rapidas, fotografos oficiales con camara e impresora en ristre retratando a familias enteras junto al muelle, novios rematando el reportaje de boda junto a uno de los templos mas representativos, parcialmente construido en el lago. Paseamos por la zona, que rezumaba actividad, mucha de ella indeseada. Un puesto con animales locales (murcielagos gigantes, tucanes, serpientes, iguanas, ....) cobraba 30.000 rupias por una foto estirando las alas del mamifero asustado, estrujando al pobre orfido o dejandose picotear por algun tucan ya cabreado. Un espectaculo inmundo pero que todavia atrae a mucho indeseable.

Nos tomamos un cafe, acompanyado de unos snacks con forma de hoja (espinacas en tempura hechos galleta) y unas especies de rosquilletas de cacahuete. Espectaculares.

Seguimos camino hacia los otros dos lagos, el Danau Buyan, donde los sempiternos monos aparecian, aunque esta vez mucho mas rollizos y bien alimentados que en otros rincones donde los hemos visto. Poco mas abajo, el lago Temblingan tambien ofrecia unas vistas impresionantes.

Continuando nuestra ruta, dimos con el pueblo de Munduk. Todavia a 1200 metros de altitud y notando el fresco, pero algo mas recuperados tras la subida por la carretera frondosa y umbria, paramos a pegar un bocado. Casualmente frenamos frente a una de las tantas opciones que aparecian en el pueblo, sin saber muy bien si el establecimiento estaba abierto. Enseguida desplegaron las puertas de par en par, apareciendo ante nosotros una preciosa casa colonial en gran estado de conservacion con una decoracion sorprendente. El chef y duenyo, Putu Chaly, colgaba en diferentes retratos en muchas de las paredes. Resulto ser unos de los mejores cocineros del sudeste asiatico. Ha trabajado para las mejores cadenas hoteleras y hace 3 anyos se retiro, decidiendo renovar la antigua casa de su difunto tio y asentarse en su pueblo natal.

El warung Akar es la mejor experiencia gastronomica que hemos tenido no solo en Bali sino en toda Indonesia. Aparte de ingredientes cuidadosamente seleccionados, la factura es increible y el resultado, excepcional. Pedimos un curry de tofu y tempe con verduras para chuparse los dedos, otro plato de vegetales con patatas (que sabian a otra cosa) y Areia pidio una tortilla (con pollo, tomate, queso y no se que mas) que devoro en un abrir y cerrar de ojos. El postre no se quedo atras. Un "cocido" de platano en leche de coco y canela, unos rollitos de coco con azucar de palma. Y para rematar, un cafe de la cosecha de Putu. Cafe fermentado. Un caldo suave, intenso pero con un 30% de cafeina. Nos conto como lo elaboraba y el proceso para llevarlo a cabo, que lo hace el de manera exclusiva en la isla. Nos comento tambien como el "Kopi Lwak" (el cafe mas caro del mundo) es ahora una tomadura de pelo y apenas hay una variedad que realmente se haga  traves de las heces del zorrillo, sino que suele ser una mezcla que apenas "huele" esas cagadillas tan "delicadas".

La charla y el rato con Putu fueron un autentico lujo. Un personaje de esos que te alegran el dia y que te ensenyan mas que muchos libros. Una maravilla.

Nos despedimos porque se nos estaba haciendo tarde. Eran las 15 horas y teniamos apenas 3 horas de luz y mas de 150 kms por delante si queriamos cubrir la ruta que nos habiamos trazado.

La carretera descendia, siempre por paisajes increibles. Seguimos con la iniciativa de optar por carreteras secundarias y disfrutar de la tranquilidad y la hospitalidad que permanece en estos pequenyos rincones. Nos encontramos con los arrozales mas increibles que se puedan imaginar. Y que no aparecen en ninguna guia. Los hemos visto de todos los colores y tamanyos, marrones, amarillos, verdes intenso, con agua, secos, con bolsas al viento, con gente, vacios, largos, cortos, redondeados, planos, en terraza, en llano. Tenemos la coleccion de imagenes de todos ellos. Pero los mas hermosos siguen siendo los de la carretera de bajada hacia Papuan.

La luz de la tarde nos acompanyaba y todo se tenyia de color naranja. Los reflejos en el agua eran intensos e hipnotizaban. Las montanyas de mas de 2000 metros quedaban a nuestras espaldas.

Habiamos querido llegar a la costa y visitar el templo mas fotografiado de todo Bali, el Tana Loht, pero la luz desaparecia por momentos y nos arriesgabamos a perdernos o a hacer demasiado largo el regreso. Optamos por tomar direccion a Ubud. A partir de las 17 horas el trafico en las carreteras principales se colapsa y es un autentico caos. Con tranquilidad y acompanyando los ultimos rayos de sol, los reflejos sobre los campos y los colores rojizos de fondo, llegamos de nuevo cerca de la ciudad. Hicimos una parada en una poblacion cercana, donde un mercadillo nocturno rezumaba actividad. Gulae Kamping y Soto Kamping (una sopa y unos pinchitos de algo que no acierto a saber) para rematar un dia perfecto.

Con una sonrisa de oreja a oreja, llegamos a Ubud, aparcamos la moto frente a nuestra casita, estiramos las piernas (estabamos francamente cansados)  y buscamos un sitio donde tomar un dulce y celebrar nuestra reconciliacion con la isla.

Al final recabamos en nuestro warung particular, el que regentan los duenyos de nuestra pensioncilla. Unas pastas de coco rebozado y unas limonadas con miel hicieron las delicias de los tres y pusieron punto final a un dia de emociones, intensidad y de encontrar el Bali que estabamos deseando.

sábado, 10 de agosto de 2013

Bali: buscando la cara B.

Explorando ese "otro lado" de la isla. Hemos descubierto rincones increibles y pacificos... Os los iremos contando.

De Flores a Bali. Del cielo a la tierra.

Aparecio.

A las 8.10 aparecio el coche con Tono.

No las tenia todas conmigo, y no por Man y sus gestiones, sino porque siempre queda un restillo de duda que te deja inquieta, sobre todo cuando necesitas por narices que te lleven a algun sitio.

El trayecto no fueron ni las 3 horas que nos prometieron ni las 4 que esperabamos. Eran pasadas las 12 cuando llegabamos de nuevo a Ende. Tiempo suficiente para comer algo y acercanos al aeropuerto a realizar los tramites.

El aerodromo de Ende (no se puede ni llamar aeropuerto) es un edificio de una planta con un par de salas. El mostrador del check in parece mas bien una barra de discoteca. Todo el mundo se agolpa alrededor pero en lugar de un gintonic o un vodka con limon te pides un vuelo on the rocks o un pasaje con lima limon. Eso si, tardamos lo suyo en tener tarjetas de embarque. Ni un solo ordenador, todo manual y 7 personas apuntando freneticamente en innumerables hojas. Pagamos religiosamente nuestras tasas de embarque y pasamos a una inmensa sala. Ni un triste cafe ni un warung para un bocadito.

En la pista, la policia despejaba a unos transeuntes que cruzaban por el "atajo" hacia sus casas, donde esta abierto un trozo de valla.

Aterrizaron 3 aviones. Surgieron de la nada hordas de policias de todos los colores. Una vision un poco extranya para un lugar tan poco significativo. Montaron un inmenso pasillo y se dispusieron en formacion reglada. En la valla del exterior, miles de curiosos se agolpaban para ver el espectaculo.

El show no era ni mas ni menos que la llegada de dos feretros de un accidente ocurrido hacia un par de dias. No supimos los detalles, pero una vez embarcados en el avion el espectaculo habia acabado.

El vuelo a Denpasar hacia una pequenya escala en Sumba, donde acabamos de llenar el aparato. A las 17.30 hora local llegabamos a ese destino sonyado por muchos: Bali.

Me guardare mi opinion final para cuando logremos salir de la isla, pero ya sabiamos de antemano que no era el tipo de destino que nos iba a entusiasmar. Somos conscientes de que para muchos es un sinonimo de  paraiso, pero no es el turismo que a nosotros nos mueve.

El aeropuerto recuerda ya de por si a cualquier isla balear. De hecho a mi me recuerda constamente a Ibiza, pero con un toque exotico. Hileras de tiendas, cientos de "outlets", tiendas occidentales, cadenas de comida rapida por doquier, consumo y mas consumo... Las afueras de Denpasar son espeluznantes en cuanto a frenesi consumista.

Nuestra primera parada fue Ubung, con intencion de comprar nuestros billetes de bus a Java (por eso de asegurarnos la salida), lo que ya tenemos cerrado para el dia 14. El 15 estaremos en Yogjakarta tras 17 horas de autocar. Pero eso ya llegara.

En Ubung aparecio Katut, un conductor de bemo que estaba a punto de retirarse por el dia. Negociamos con el un trayecto a Ubud y lo sacamos por un precio justo. La noche habia caido ya, llevabamos todo el dia viajando y queriamos llegar como fuera.

La llegada a Ubud, en la parte central de Bali pero alejado unos 20 kilometros de la capital, tambien estuvo marcada por cientos de neones, letreros luminosos, cientos de tiendas de disenyo, chiringuitos de souvenirs, restaurantes de lujo y, detras, casi luchando por dejarse ver, algunos templos, algunas casas de una belleza extraordinaria y una historia escondida intentando surgir.

Katut nos dejo en un sitio cualquiera de Monkey Road, la calle principal que vertebra Ubud y donde se encuentran los hoteles mas baratos.

Nada mas bajar, un hombre se ofrecio a ayudarnos. A la vuelta de la esquina nos mostro una pequenya entrada a una casa tradicional y alli habia un pequenyo bungalow tambien de madera y bambu, con una cama doble y una sencilla, un banyo que hasta tiene lavabo (y un conato de ducha) y todo por 200.000, una autentica ganga para una isla como Bali (unos 15 euros). Aceptamos el trato. Nos parecio ideal y ademas estabamos agotados. Junto a la casa (no se si tiene siquiera licencia como "hotel") habia un warung, el barecillo que ademas era de la familia, y nos dimos un gran homenaje culinario por menos de 5 euros (una cuarta parte de lo que cuesta cualquier otro restaurante) con comida local exquisita, dimos una vuelta por el barrio, que resulto ser un rincon encantador - otro mundo muy distinto de las calles centrales y que ponen los pelos de punta- y nos retiramos un tanto muertos, pero felices por haber encontrado ese lugar tan especial que nos va a servir de base para explorar la isla.


Riung, el parque marino de las 17 islas

No las conte. Dicen que son 21, pero por unanimidad le dieron el nombre de "17 pulau" (islas) por analogia con la fecha de la Independencia (17 de agosto). El caso es que Riung es un pequenyo pueblo pesquero, donde apenas hay una docena de calles, en disposicion de cuadricula, con calles perpendiculares y paralelas al mar. Las mas cercanas al puerto son las de pescadores y estan en su mayoria sobre pilotes. La avenida central que se acerca al muelle es una sucesion de palmeras, salpicadas de vacas, bufalos de agua, gallinas, cerdos o lo que se tercie.

La comunidad es mayormente musulmana, una minoria en la isla de Flores, pero la tolerancia es muy alta y la convivencia facil.

Habiamos quedado con Man hacia las 8 de la manyana. Lo tenia todo listo para salir. Nosotros debiamos pagar las tasas de salida del parque (15.000 por persona, mas 20.000 del barco), llevar agua y ... disfrutar del camino.

Teniamos por delante los dias 7 y 8. El segundo coincidia con Idul Fitri, la fiesta del final del Ramadan, muy celebrada en toda Indonesia, hasta por los no musulmanes. No sabiamos si eso nos iba a limitar o no.

El dia 7 Man nos llevo a hacer el tour mas comun por las islas. Primero a Pulau Bako, donde se encuentran los "Flying foxes", unos murcielagos gigantes (realmente impresionantes) que habitan dicha isla durante el dia pero que de tarde se van al pueblo en busca de fruta. Menos mal que a los bichos les da por ser vegetarianos, porque de lo contrario dejarian en ridiculo a los rumanos en cuestion de mordiscos. La verdad es que hasta de lejos impresionan.

Mas tarde estuvimos haciendo snorkel en Palau Rutong, donde tambien paramos a comer. Nos frio unos pescaditos (bueno, la barracuda que nos zampamos era mas bien mayuscula) junto con un arroz, verduras y mie (fideos) que habia preparado su mujer. Un lujazo en una playa de arena blanca inmaculada y totalmente virgen (a excepcion de unas curiosas sombrillas que plantaron hace unos 30 anyos y que estan cayendose a trozos). Absolutamente increible.

A ultima hora fuimos a tirarnos a la zona de Pulau Tiga. La mejor zona de buceo sin duda. La verdad es que durante esos dias vimos absolutamente de todo, desde toda la gama de peces coralinos (peces loro, arlequin, "nemos" y los de colores mas imposibles) hasta bichos mas imponentes como peces escorpion (si a Areia le pusieran uno de esos detras, tal vez se nos hacia nadadora olimpica porque sale corriendo - o nadando mas bien- a una velocidad de vertigo cuando los ve), peces roca (sorprendentemente estos le hacen gracia, y eso que parecen mini cocodrilos y son aun mas letales que los anteriores), pulpos, calamares, rayas, morenas, gusanos de mar, caballitos, .... y un sinfin de vida marina que quitaba el hipo. Y, como telon de fondo, un coral que empieza a recuperarse de factores ambientales como las corrientes excesivamente calidas, o de factores humanos como la pesca con dinamita (prohibida desde que se declaro parque). Una sinfonia de color y movimiento que nos tenia totalmente anonadados.

Al dia siguiente, dado que Man tenia que cumplir con sus "obligaciones familiares", pospusimos la salida a las 9.30. Pasamos por Pulau Tambago, comimos en Pulau Tembang y acabamos las inmersiones en Pulau Lambajawa. Como este recorrido no es el habitual de las barcas que salen (la mayoria de gente solo dedica un dia a Riung), tuvimos la grandisima suerte de tener casi todos los lugares en exclusiva, nadando a nuestro antojo, con las playas solo para nosotros y una tranquilidad excepcional.

Man resulto ser una persona encantadora, un profesional como la copa de un pino (si alguien le quiere contratar su telefono es 852 53908340) y ademas nos ayudo en absolutamente todo. De hecho nos comento que el conductor de bus no salia el dia 8 para Ende, dado que era fiesta, pero nos aseguro que le habia dicho que el 9 si que bajaba, con lo que nos asegurabamos el transporte de vuelta.

Mientras nos duchabamos el jueves por la tarde, aparecio en el Florida y nos dijo que el chofer del bus le habia comentado que tenia una comida familiar y que no llevaria el bus a Ende. Voila!!! El conductor tiene "sarao" ... No hay forma de llegar al otro lado. Estabamos estancados. Aunque en Indonesia todo tiene solucion.

La alternativa mas arriesgada era tomar lo que fuera hasta Mbay y alli buscarnos la vida. Bus, bemo o borriquito hasta el cruce y, una vez alli, cualquier transporte que viniera de Bajawa. Pero eso podian significar 6, 7 horas o mas. Y a las 13 teniamos que estar haciendo el check in.

Estuvimos dando vueltas, preguntando si alguien salia a Ende al dia siguiente, pero un monton de grupos acababan de llegar. Ninguno regresaba. Man nos comento que un amigo nos podia llevar por 700.000 hasta el final o 250.000 hasta Mbay. Le dijimos que era excesivo. Le ofrecimos una contrapartida.

Tras averiguar por todo el pueblo, no nos ofrecian menos de 800.000 por el mismo trayecto,  y 300 hasta Mbay. Estabamos estupefactos. Nos quedaba esperar a la solucion de Man.

Acudio al Maruh Meriah, donde estabamos cenando, y nos confirmo que su amigo Tono habia aceptado nuestra oferta de 500.000. Salvados!!!!! A las 8 pasaria a por nosotros.

Man, de nuevo, se habia convertido en nuestro "hombre". Sus muestras de generosidad y entrega habian sido numerosas. Demostro con creces ser de lo mas honesto que hemos encontrado (en su favor dire que los indonesios en general son estupendos). Y convirtio nuestra estancia en Riung en un verdadero lujo.

Eso si... no lo conteis muy alto, porque todavia aquello es un paraiso bien preservado.





De Ende a Riung, caminos accidentados.

La tarde en Ende fue estrepitosa. No por lo activa en cuanto a visitas se refiere, puesto que encontramos un hotelito, nos asentamos e hicimos mas bien poco, pero acabamos subiendonos por las paredes intentando encontrar una salida de la isla.

Coincidir no solo con la llegada masiva de turismo occidental sino tambien con la mayor fiesta nacional indonesia tiene gracia. Hasta que deja de tenerla. Encontrar un vuelo o una salida digna estaba convirtiendose en pesadilla. Despues de mirar miles de combinaciones, encontramos una posibilidad con Lion Air. Tras una decena de intentos de pagar con tarjeta de credito siempre acababa por caerse la red o no confirmarse la reserva. Locura absoluta. Incluso Miguel hizo una incursion al aeropuerto (a 10 minutos andando) pero las aerolineas estaban ya cerradas. No habia salida. Tres horas sin ningun resultado.

No podiamos irnos a Riung, un pueblo perdido de la mano de dios, sin tener una solucion de antemano. Eso significaba no coger el bus de las 7. Pero las prioridades son las prioridades.

Nos dijeron que a las 5 abrian las oficinas. Dejamos a Areia durmiendo en el hotel y nos acercamos a comprobarlo. Aquello estaba desierto. Ni sombra de actividad.

Nos acostamos de nuevo, levantandonos para desayunar, sin prisas y para acercarnos de nuevo sobre las 9.30. Chequeamos linea por linea hasta que dimos POR FIN con tres vuelos, los unicos que habian para los 10 dias siguientes. Eso si, no habia mucho donde elegir. Ende-Denpasar, el 9 de agosto.

Teniamos 3 dias por delante para regresar a Ende. No habia tiempo para ir a Riung y Bajawa, a no ser que fueramos corriendo y "tocando mare". Y no es nuestro estilo de viaje.

Una vez solventado el tema de nuestra salida, ya pudimos coger los trastos y ver la forma de tirar para el norte. Tomamos unos ojeks (las moto taxi) hasta la "estacion" de Ndao. Alli habia un bus (para aclarar, aqui son todo microbuses de unas 15 plazas) para Mbay, cerca de la costa norte, a unos 30 kms de Riung. Nos dijeron que saldria a las 13, por lo que acudimos a un warung para comer algo. Pero en cinco minutos vinieron a avisar de que estaban listos para partir. Pegamos cuatro bocados, engullimos los restos de bakso  nos montamos.

La carretera para Mbay transcurre en su primera parte a lo largo de la costa sur de Flores. Luego corta por el interior para cruzar al otro extremo, llegando al cruce con la principal "highway" que vertebra el pais y va hacia Bajawa. Relativamente comodos - Miguel solo tenia limitada la extension de piernas por unas cuantas docenas de huevos - hicimos el camino en 3 horas hasta Mbay, donde tendriamos que buscar un bemo (una furgoneta colectiva) para Riung.

En la zona del mercado encontramos uno facilmente. Las dos filas encaradas de la parte de atras rebosaban con mujeres y jovenes. Parecian todas salir de clase. Aparte del conductor, el unico hombre era Miguel. El chofer nos ofrecio sentarnos delante a Areia y a mi, pero al final enchufamos tambien a Miguel por no meterlo con la jauria de feminas. En el asiento de copiloto nos subimos toda la family, dejando la pierna de mi chico junto al cambio de marchas, para evitar cualquier malentendido. Mis patas ya estaban suficientemente cubiertas bajo el peso de Areia.

De esta guisa llegamos a Riung una hora mas tarde, casi con el ocaso. La aventura de buscar alojamiento le daba intensidad al final del dia. Los nombres mas conocidos de alojamientos (muchos tienen 4 o 6 plazas) estaban llenos. Se nos acerco un chico en una moto preguntando si necesitabamos barco. Le dijimos que nuestra prioridad era un sitio donde dormir.

Entregado a la causa, se recorrio un par de lugares y nos mostro un muy basico "homestay". Nos ofrecian una doble por 80.000 pero para Areia la solucion era una alfombra. Decidimos probar en otro sitio. Lo podiamos dejar como ultima opcion.

Finalmente en el Florida encontramos la habitacion perfecta. Cama doble y cama sencilla por 100.000. Con desayuno incluido. Mejor imposible. Era el mas alejado del muelle pero no nos molesta caminar, con lo que nos parecio perfecto.

Man, el chico que nos habia estado ayudando, se ofrecio tambien para llevarnos en su barca. Como luego pudimos comprobar, el precio que nos daba era mas que justo (nos ofertaron desde 1 millon largo hasta 750.000 por dia). Por medio millon (unos 35 euros) nos incluia el dia completo y la comida. Incluso nos traia material (aletas en este caso).

Sin saberlo, Man se iba a convertir en uno de esos "angeles de la guardia" que nos van saliendo a lo largo del camino. Ciertamente un tipo excepcional.

Cerramos el dia con una cena basica, nada destacable pero con la ilusion de tener todo hilado, bajo control y listo para zamparlo en los siguientes dias.

lunes, 5 de agosto de 2013

Kelimutu. El volcan sagrado


- Eso es lluvia?
- No, es el arroyo.
- No, esta lloviendo que no veas...

Conversacion idonea para tener a las 4.15 de la manyana, cuando estas a punto de tener la unica oportunidad de ver el crater (o deberia hablar en plural, porque son 3) del volcan mas venerado de Flores y uno de los mas queridos de Indonesia, el Kelimutu.

Amanecer en el Kelimutu

Diez minutos mas tarde parecia que la lluvia remitia. Tam esperaba con el coche fuera, al que acudian tambien una pareja britanica, tres espanyoles que teniamos en el bungalow vecino y nuestras tres sombras. Con una niebla totalmente densa y sin ver mas alla del borde de la carretera (y alguna vaca que se ha asomado a saludar) hemos realizado el ascenso de 45 minutos en coche hasta la base del Kelimutu. La parada obligatoria en la oficina del "parque" para pagar los 20.000 por persona y mentir sobre aquello de "no llevamos camara" o, finalmente, llevamos 2 entre los 8 del coche. Hemos pagado entre todos un par de permisos. Luego no controla ni el Tato, con lo que era para cubrir la papeleta. Una vez llegados al parking, todavia noche cerrada, parecia que la lluvia habia cesado. Al iniciar la marcha de 15-20 minutos hemos sacados los frontales pero poco a poco empezaba a clarear y el camino era claro y despejado.

Los colores van surgiendo

El parking rebosaba de coches y hasta algun autobus (aqui son de un maximo de 20 plazas) y parecia una romeria de luces cuando llegabamos al punto de observacion de la parte alta. Por suerte, el mirador esta mas que preparado para eso y mas. No solo por sus barandas, sus pequenyos escalones, sino que ademas cuenta con unas amables senyoras que hasta te preparan un cafe o un te calentito. Incluso una sopa de fideos si te apetece a las 5 de la manyana.

Té? Café? Una sopita?
Lo que se dice "salida de sol" per se no la hemos tenido, dado que estaba bastante nublado, pero solo la luz del amanecer nos ha descubierto las dos calderas principales. Una de ellas de un color lechoso, con tintes de malaquita y algo azulado (Areia lo define como color "leche caducada") para las almas de los jovenes. El del fondo, que es donde se supone que van las almas de los mas ancianos, tenia un color turquesa intenso. Un tercer crater estaba a nuestras espaldas. Este de un color mas "habitual", casi parafraseando la pelicula, un "azul oscuro casi negro". Ese era el de las almas de los no tan majetes y que se habian portado mal.
Disfrutando de las vistas
Hay un lugar cercano donde se realizan los rituales y ofrendas. No sabemos exactamente en que consisten pero creemos que no involucra virgenes o cuerpos apolineos.

Impresionante
La masa critica ha empezado a descender al cabo de un rato. Sobre las 7 suelen descender los vehiculos contratados. Nosotros habiamos despedido al nuestro para bajar andando y cubrir los 12 kms de bajada a traves de algunos pueblos. Apenas quedabamos una docena de personas. Nos hemos quedado compartiendo el espacio con los monos, que se relamian con los plasticos sacados de las basuras, chupando los restos de las barritas de chocolate, relamiendose con algun fideo pegado o zampando cascaras de platano. Han dejado los alrededores hechos un cristo. Todo lleno de basura desperdigada. Imagino que la gestion del parque es consciente de que tiene algunos fallos...

El planeta de los monos

Hemos hecho el descenso por el lateral de los crateres cercanos, saliendonos del camino y bordeando la caida de mas de 200 metros. La vista era impresionante. Hemos vuelto a encontrar a Alex y Cris, con quien hemos estado bajando. La niebla parecia haberser aposentado ya para el resto de la manyana, con lo que hemos optado por comenzar el descenso.

Los primeros 6 kms transcurren por el tramo de carretera, entre inmensas palmeras de helechos y asfixiantes alfombras de verde. Tras el mojon del km. 6 salia un camino hacia un pueblo, que hemos empezado a atravesar, disfrutando de la tranquilidad de la vida cotidiana, de los cerdos paseando tranquilamente, los ancianos secando cafe o las senyoras trabajando en las huertas.

Poblados aledaños

Eran cerca de las 10 cuando cruzabamos de nuevo la cascada del dia anterior, con su consiguiente tramo de bambu convaleciente.

Nos esperaba el desayuno en el hotel. Habiamos sobrevivido con algunos platanos, galletas y el pan-bollo que hemos mojado en el cafe con gran placer. Un banana pancake nos ha permitido recuperar algunas energias mas, pero incluso hubieramos agradecido a esas horas el habitual nasi goreng (arroz frito) que solemos meternos en la boca por las manyanas.

Arwati 
Como suele ser habitual en nuestros viajes, los "no planes" originales, se van cambiando por el camino. En esta ocasion nos preocupa el hecho de nuestra vuelta a Java. Coincidimos este anyo con la celebracion de Eid il Fitr, el fin del Ramadan, lo que significa que TODA Indonesia esta de vacaciones y viaja JUSTO en estos dias. Eso se traduce en que no encontramos vuelos para volver o para cuadrar lo que nos gustaria. Ahora mismo Miguel esta haciendo cabalas para ver como salir de la isla para emprender viaje de regreso. Entre tanto, tenemos que calcular los dias para movernos por Flores y saber donde ir o no ir para no quedarnos colgados. Y, entre tanto, disfrutar al maximo de los lugares.

Zona d e mercado. Buscando transporte

Por el momento, teniamos que bajar a Ende,  la ciudad mas cercana a Moni, al sur del pais y su puerto mas importante. Y eso significaba, coger uno de los buses que vienen ya desde Maumere o Larantuka (norte y nordeste) y subir en el espacio disponible. Nos hemos acercado a la zona del mercado, donde hemos encontrado un poyete para esperar pacientemente. Jeff, un anciano desdentado, sonriente y dicharachero, se nos ha acercado a ayudar y preguntar por nuestras intenciones. Ha parado un par de vehiculos por ver si nos podian llevar hasta que ha dado con la perfeccion sobre ruedas: un pick up con la caja vacia y una lona inmensa que hacia de colchoneta.

Qué mejor que un "descapotable"?
Le hemos pagado lo que cuesta habitualmente un billete de bus a Ende y nos hemos acomodado los tres en nuestro flamante "descapotable", apoyados sobre las mochilas, y con ese extranyo "sindrome Jackie Kennedy" a medida que avanzas por la carretera y todos aquellos que te van viendo gritan "Hello Mister", "Hello Miss" (independientemente de tu sexo) y se mean de la risa.Algunos hasta me chocaban la mano cuando se cruzaban con la moto o nos pitaban desde los buses y camiones.

Descender de Moni a Ende en la parte trasera de un pick up es una de las experiencias mas increibles. Las montanyas, cortadas a machete, cubiertas de espesa vegetacion, flanqueadas por bancales de arroz, algunos inundados, otros de un verde que duele a los ojos, gente trabajando por todos lados (la carretera esta en obras y tiene una actividad frenetica), pueblitos tradicionales con sus tejados de laton, sus puentes colgantes y sus huertos ordenados. Llama la atencion la costumbre de los habitantes de Flores de convivir con la familia, incluso una vez muertos, pues las tumbas quedan siempre a la puerta de casa. No se si es para tener alguien con quien hablar en todo momento o para evitarse paseos largos y tediosos al cementerio, pero igual puedes salir a recoger papayas que descansar sombre el tumulo donde yacen los huesos de tu abuelo.


Para mas inri, teniamos aleccionado al conductor, y con un golpe seco en el lateral de la caja, nos paraba para hacer un pis o tomar una foto. Mejor, imposible.

Las tres horas que nos habian advertido que ibamos a tardar en llegar a Ende las hemos cubierto en 90 minutos. Y con tranquilidad. Nos ha dejado en la puerta del hotel que el buen Jeff le ha sugerido y tenemos una fantastica habitacion por 120.000 rupias, limpia y reluciente. Es una doble, con lo que haremos inventos para dormir, pero nos conformaremos para estirarnos. Ya hemos gozado de suficientes lujos en un dia. No podemos pedir mas!!!!!

Nuestra intencion es salir manyana a Riung, a unas 5 horas de aqui, un pueblito pesquero, puerta del parque natural de las 17 islas (aunque en realidad son 21), con intencion de nadar, visitar islas y bucear si es posible. Un poco de playa. La montanya volvera despues. Por si no teniamos las espaldas suficientemente coloradas, nos las tostaremos un poco mas bajo las aguas del Mar de Flores. 






Maumere - Moni. Desenfreno y ... paciencia.

Los asiaticos en general son practicos y a todo le encuentran solucion. Aunque lleve horas. Para eso esta el tiempo; para usarlo y gastarlo a raudales...

Los dos ojeks que habiamos pactado con Antonio no estaban a las 7.30. Cuando se lo recordamos, hizo un gesto asi como de "uys, se me habia pasado". A los 3 minutos teniamos un par de motos esperandonos en la puerta. Nos llevaron a la estacion de buses. Areia, yo y las mochilas por un lado, Miguel por otro. Apenas cinco minutos y ya estabamos subidos al bus que nos llevaba a Ende. La idea era parar en Moni, unos 56 kms antes. La base para subir al Kelimutu.

Dimos varias vueltas en busca de pasajeros pero al ser domingo, la gente estaba mas preocupada en ponerse la ropa planchada y limpia, acudir a misa y descansar. Todo estaba cerrado. Se nos hicieron las 9 y para entonces parece que la cosa empezaba a funcionar. Subio una pareja de catalanes con la que empezamos a conversar. Todo pintaba bien. Solo una hora de retraso respecto al horario inicial. Se suponia que en 2/3 horas maximo estariamos en destino.

El viaje era agradable, con asientos para cada trasero, algunas cajas y no mucho mas ser vivo aparte de los presentes. Nada que oliese mucho. Un lujazo. Areia cayo redonda nada mas subir. Nosotros nos dedicamos a contemplar un paisaje increible, de un verdor insultante y lleno de vida. Grupos de feligreses yendo a la iglesia, familias enteras sobre motocicletas, dia de colada en todos los poblados... Tranquilidad absoluta.

El bus apenas paro para recoger algun pasajero mas o entrar en boxes para hinchar una rueda algo mas. Hasta que, sin previo aviso, paro en un lateral, bajo una ceiba y alli se quedo.

Sin mas explicacion, todo el mundo salio del vehiculo, se sento y se lo tomo con toda la calma del mundo. El conductor desaparecio por unos minutos. Averia seria. Los frenos. Algo asi quisimos entender. No podiamos seguir adelante. Tampoco nos dijeron si estabamos esperando recambio, una solucion milagrosa, una aparicion divina o un helicoptero particular. Nos pusimos a charlar con Alex y Cristina, los chavales de Martorell, hasta que, tras casi dos horas, empezabamos a tener algo de hambre. Estabamos cerca de un pueblito y compramos lo que habia: algunas galletas.

De plantón camino a Moni
Estuvimos alli pasadas esas dos horas cuando por fin aparecio una solucion: ibamos a subir en otro autobus. Ingenuos de nosotros, pensabamos que vendria otro para sustituirlo pero lo unico que llego fue el que habia salido algo mas tarde de Maumere, lleno hasta la bandera, para seguir su camino con nosotros. El unico espacio libre era el techo. Yo visualice de pronto a Areia agarrada a los hierros del maletero superior, volando en cada curva y, sinceramente, no me maravillo la idea. La fantastica gente indonesia enseguida encontro un hueco para ella entre unas amables senyoras. A mi me apanyaron una caja de cervezas al reves, con lo que todavia tengo los cuadritos de la rejilla en el trasero, pero al menos podia estar con Areia. A Miguel no le quedo mas que subir al techo.

Los catalanes decidieron quedarse a esperar alguna otra cosa.

Lo mejor fue que, media hora mas tarde, parabamos a comer a apenas otros treinta minutos de nuestro destino. Nosotros que tan optimistas habiamos sido de imaginarnos sobre las 11 en Moni y eran casi las 14 y todavia estabamos en ruta. De cualquier forma, tampoco habia prisa ninguna asi que, para que correr??


Finalmente bajamos en el Arwanti, el hotel que teniamos mirado para dormir y alli estaba nuestro fantastico bungalow triple, con una inmensa cama doble con dosel y una habitacion sencilla para Areia. Lo mas lujoso en un viaje asi: algo de intimidad... Sabanas blancas, impolutas, un espacio perfecto y un precio razonable para estar en uno de los puntos mas abarrotados de Flores (300.000, unos 24 euros). Hablamos con Tam, el duenyo, que intentaba convencernos de subir al volcan a esas horas, siendo ya las 16 y con visos de anochecer en apenas una hora y media. Le agradecimos el gesto, pero preferimos apostar por el madrugon, ya que queriamos bajar andando despues.

Para rematar la tarde y estirar las patas, nos fuimos a ver una cascada cercana. Tres alemanas paseaban tranquilamente con sus chanclas cuando escuchamos un grito. Una de ellas se habia resbalado por una inmensa piedra que hacia las veces de tobogan suicida. Aterrizo en el rio totalmente empapada y algo magullada pero, con mucho estilo, se quito el pareo y se puso a lavarlo, como si tal cosa. Ante todo, dignidad.
Lujazo de noche en Arwanti
Subimos por un caminito que daba a un pequenyo "homestay", un hotelito de Agnes. Alli nos sentamos a charlar y tomar un cafe con la duenya, que estuvo vendiendonos las maravillas de su cocina. Al rato aparecieron los catalanes, que casualmente habian acabado por el mismo camino. Charlamos unos minutos mas hasta que vimos que empezaba a anochecer y nos esperaba el mismo puente de bambu (puente es un eufemismo, era mas bien una barra de equilibrios un poco ancha) que nos habia hecho reir y temblar a la ida. No queriamos darle mas emocion borrando la luz.

Risas tontas pasando por el puente de bambú
De vuelta en el Arwanti, cerramos con Tam la salida para el dia siguiente, organizamos nuestras cosas y salimos a cenar. La oferta hostelera de Moni es amplia. Al ser centro de partida para la subida al volcan Kelimutu, atrae a muchos visitantes e incluso ellos mismos confiesan que "tienen que concentrar sus ganancias en dos meses" con lo que los precios difieren bastante del resto de la isla. Eso si, hay para todos los gustos, desde el "ecolodge" de lujo con comida "organica" y cocina fusion, hasta el hostalito local con su warung enfrente. Alli es donde acabamos cenando, en el "barecillo" donde solo servian sopa (bakso), pudiendo elegir entre huevo o sin huevo. Stop. Asi que, tres sopas al canto y un par de tes mas tarde, estuvimos contemplando como la cocinera daba clases de lectura a media docena de ninyos, que recitaban en voz alta las lineas que les marcaba, canturreandoles. Cuando se levantaba a mover el caldo, les hacia tambien entonar una melodia. Un buen entretenimiento con el bakso.

Un niño escapado de sus clases....

Sobre las 20.30 estabamos ya plegando para meternos en la cama. El despertador marcaba las 4.15. Al menos dormiriamos casi las 8 horas establecidas.




¿Qué toca hoy?

¿Qué toca hoy?
Lo que nos depare el día (por cierto, ¡son de verdad!)